Capilla abierta es un proyecto curatorial que impulsa un diálogo entre dos colectivos de diferentes contextos, viviendo situaciones disímiles: estar adentro (privade de la libertad) y estar afuera (con la posibilidad de ejercerla).
El proceso de trabajo inició a partir de un intercambio de instrucciones para la creación de piezas entre un grupo de artistas y un grupo de jóvenes cuya libertad se encontraba suspendida, temporalmente, por la comisión de un delito.  

Así, les artistas convocades a participar diseñaron instrucciones de trabajo que les jóvenes crearan desde su situación de encierro, originando un flujo de sentido y un espacio de intercambio simbólico.  Las consignas de trabajo fueron ejecutadas en los talleres de la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes en conflicto con la Ley Penal, en la Colonia Narvarte de la CDMX.  El proceso dio lugar a una exposición de autoría colectiva creada a través de una metodología colaborativa que se presentó en el Centro Cultural Border con la intención de permear fronteras y establecer un diálogo entre el encierro y la libertad.